una ráfaga de viento voló mi alma por los cielos altos

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*** Instrucciones: leer en voz alta a modo de exorcismo con la canción  Le Blues de Françoise de la femme   sonando de fondo los mas alto q...

viernes, 27 de enero de 2023

No viniste cuando en el alma se iniciaba un incendio que amenazaba con prenderlo todo. A duras penas alcance apagarlo. Lo bueno es que hoy en día me considero una de las mejores bomberas emocionales de toda la vueltita. O eso me digo a mi misma, cuando tu nombre amenaza con encenderlo todo a su paso de nuevo. Pareciera llevar en la frente un cartel luminoso, llamativo, que invita a la gente a jugar con mi corazón cual papa caliente. Siempre lo dejan caer. Por no decir dejás. Por no invocar tu nombre. 
benditas sean las amigas y ese sentimiento hermoso de pertenecer a algo mucho mas grande que una misma♡

miércoles, 25 de enero de 2023

A hurtadillas

Esta vez no me despedí antes de irme. Me fuí callada, sin que lo notaras. Cuando caiste en la cuenta y gritaste mi nombre el silencio te dijo el adiós que mi boca calló.

martes, 24 de enero de 2023



I


 En la casa de los corazones rotos se instaló un nido de pájaros. Ella no entendía muy bien como unos animales tan astutos habrían de instalarse en un lugar tan rodeado de muerte. 


II


Demoró siglos en apaciguar las voces insaciables de su cabeza, que, con incansable sed de lloros y lamentos atormentaban su cerebro incluso mientras dormía. Durante esos meses, Catalina tuvo pesadillas casi todas las noches. Aquellas donde los monstruos no la hacían gritar del miedo, o despertarse hecha un nudo de lágrimas, no lograba recordar que había sido de su subconsciente mientras el otro descansaba. Del sueño solo quedaba una vaga sensación que la acompañaba los tres minutos mínimos, que una persona prudente se queda en la cama luego de abrir los ojos por primera vez en un nuevo día. Ella prefería (como cualquier persona en su sano juicio) esa leve sensación momentánea a la daga punzante y dolorosa que se clavaba en su corazón noche tras noche, pesadilla tras pesadilla. Obviamente anhelaba recordar sus sueños en las noches sin dagas, mas se conformaba con esa escuálida y escurridiza sensación. La esperanza, le llamaba ella.


lll


Las barbaridades que inventaba su mente mientras dormía, eran por lo general del tipo CATASTROFE. Un drama bizarro con una trama mal redactada y poco profesional. Catalina no entendía de donde salían tantas calamidades. Es decir, entendía perfectamente que de su cerebro, ahora, de que lugar y en que momento se había convertido en una persona tan retorcida nunca le quedaba claro. Así comenzó su habito de fumar en las mañanas. Con el humo del cigarro se tragaba algún que otro pensamiento de mierda. Algún que otro recuerdo.



lV


Las pesadillas arrancaron una noche de abril, la noche donde su corazón se partió por ultima vez. La verdad que ella no quería ver, era que, por defecto, esto pasaría pronto. Catalina andaba con su corazón a cuestas, hacia un buen tiempo. Cuando ese varón de pacotilla decidió divertirse con sus miedos y sus fantasmas.


V


Sus ojos eran transparentes como el oxigeno. Su dulzura no conocía de personas, existía, como un ente autónomo, para quien fuera. Ella sintió que cuando él la miraba la descubría. Como si nadie nunca se hubiera percatado de su existencia hasta ese momento. 

Catalina no entendía cuales fueron los motivos para que la última imagen vista por esos inmarcesibles ojos haya sido la de una bala salir disparada directamente a su entrecejo.




Epilogo.

Derramó sobre su sangre el sabor de un amor joven.


 En la casa de los corazones rotos han crecido hortensias y azucenas de entre los agujeros de las herrumbradas y desaliñadas paredes curtidas. El olvido florece entre el olor a parca y el sonido de la hoz.

viernes, 20 de enero de 2023

 La mala fortuna decidió divertirse conmigo este año. Mas bien de mi. La muy pan flauta no me deja sola, irreversiblemente se aferro como oso coala a mi espalda, no me suelta. Y yo, que siempre anduve media encorvada, ahora se me hace imposible ocultar el pasaje de los años. El jorobado de Notre Dame sentiría envidia al verme pasearme por ahí, así, con mi espalda deshuesadamente jorobada.

jueves, 12 de enero de 2023

 Por suerte existen las amigas♥



La borra de los sueños rotos.

 Sirvió su cafe en la taza y se sentó en la mesa, esa que está frente a la ventana de la cocina. Se quedó mirando ese que se yo que conoce la gente que entiende de mañanas y desayunos. La despertó del trance un pensamiento viejo: ¿dónde habían quedado ocultas sus ganas de comerse el mundo?

Valentina tenia treinta y seis años al momento, una psiquis arruinada y un corazón sellado por los diluvios. Desde hacia ocho años había abandonado su idea de viajar por el mundo desquiciadamente, sin entender de hogares ni mañanas frente a la ventana de la cocina tomando cafe sola. Sin entender que a pimpollo (su gata) le era de total vitalidad encontrar su tazón de comida al lado del cuadro que estaba colgado en la cocina, ese que había pintado la bis abuela de la Valentina en sus últimos años y que la acompañaba desde su independencia materna. Valentina no entendía en que momento de la vida había cambiado la mochila de viaje por el café en soledad de la mañana. En algún punto no le molestaba, pues se había hecho  entrañable amiga de su rutina y su gata. Mas un deseo profundo cual puñal, merodeaba todavía, incluso en su nueva cocina de su apartamento de soltera. Era de esos deseos que son sueños, sueños rotos, que al correr los años, van tomando forma de fantasmas.

miércoles, 11 de enero de 2023

    La petisa cementerio de caracoles se vistió de invierno en pleno enero. Así bautizamos a mi casa una mañana entre mimos babel y lluvia. 
    La petisa cementerio de caracoles lloró esta mañana al despedirte, al llegar de trabajar me dijo que te extraña. La petisa. Yo no. O eso me digo a mi misma cuando la lista de reproducción solo trae recuerdos. Es que me harte de lamentar las congojas que traen tus ojos en mis recuerdos. Me harte de esa sensación de malestar en el pecho, mas me esta siendo imposible quitarla. Por mas que hace siglos me invento maneras de saciar su sed de tormento. La petisa, me pidió que te busque, y te diga que te extraña.

Insomnio y desahucio.

 A las cuatro veintiocho de la noche entró tu fantasma a la casa, despertándome abruptamente, sediento. Me levantó de un sopetón, tierno, frio. Aún en estos tiempos, donde toda entera me convierto en olvidos, te atreves a desahuciarme de mis sabanas, como si ellas te pertenecieran mas a ti. Como si mi casa entera se encargara de desahuciarme y me preguntara a los gritos por qué? por qué te dejé volver, por qué dejé que te fueras: en silencio, dejándome acá, con estas sabanas viejas que aun saben a ti. Es que para lxs que no saben, anoche te marchaste, un diez de enero,  luego de hacer el amor, luego de mirarme a los ojos, de decirme te amo. 

Yo ya había escuchado, antes, cuando era muy joven y muy virgen de cicatrices, que a veces, y al parecer, unas cuantas veces, el amor no es suficiente, que a veces el amor no alcanza. Y yo rehusaba, estupefacta ante tal aberración. Cómo dos personas que se aman se atreverían a deshonrar sus sentimientos mas exasperantemente hermosos? Y claro, ahora lo entiendo, a medida que van pasando los años, van pasando las cicatrices, algunas hasta siguen siendo heridas, y así nos amamos, todxs rotxs. Intentando respirar en el espacio, sin casco, sin traje, sin aire.

Un diez de enero te marchaste, desde entonces, las gardenias lloran a las cuatro am.

Viaje al centro de la muerte.

Nos despedimos en la entrada de mi casa, entre el protón y la ruidosa principal que nos aventaba al mundo de afuera, al mundo terrible que funcionaba tranquilo sin un nosotros. Nos despedimos, y deseé que ese abrazo durara semanas. Que el tiempo se hiciera de agua. Que el reloj se detuviera, y esperara, que estemos listos para decir el último te amo. Por mas que lo intentamos el tiempo no se detuvo y el abrazo no duró mas que unos tres minutos. Las pieles deseaban salirse de las carnes y pegarse como imanes, pero el raciocinio pudo mas. 
Te besé por última vez en la vereda, mientras caminabas hacia la parada. Me subí a la bicicleta y arranque, despavorida. Me calce los auriculares lo mas rápido que pude y me puse la música tan pero tan alta que me sea imposible escuchar los gritos del corazón, que desesperado, aclamaba que volviera a besarte, y que hiciera todo para detener el tiempo. Que mirara para atrás, y diera la vuelta hacia tus ojos. Pero yo seguí andando, lo mas rápido que pude. Con el corazón colgando, palpitante, enroscándose en la cadena de la bici por las ansias de abandonarme para volver a tus brazos. </3

lunes, 9 de enero de 2023

lágrimas secas.

El año arranco, y yo parecí quedarme atrás mirándolo irse, con una incontrolable desazón en la mirada. Es que llevo los huesos cansados, el alma estropeada por las golpizas de la vida y un corazón que aun no acepta las curitas: las desplaza, las repele, las expulsa. Dejando la grieta abierta una y otra vez. 
Aún no sé detenerme las hemorragias. Por mas que embravecida salgo corriendo, para intentar agarrar, a los manotazos, un cacho de tela, una remera vieja, un repasador incluso hasta una bombacha. 
Nunca
logro
 llegar a tiempo para contener el desastre. La sangre sigue corriendo cual cauces de lava por el living, mientras mi mente podrida sigue respirando los mismos fantasmas que hace años dejan un hedor, una nube de podredumbre que me acecha cada vez que se hace de noche en el alma. 

Cuando la muerte/descomposición/putrefacción emocional se instala en mi cuarto, hay condiciones que trae consigo, como si fuera un juego de caja, tiene sus reglas, su tablero, sus casillas y sus movimientos. Ademas de una estrategia ineludible de unx (el espíritu roto) y de sus oponentes (los fantasmas malolientes). Una de mis estrategias, desde hace años, es arroparme desesperadamente en las músicas que hacen llorar el alma. Y de esta manera hacerles saber a los fantasmas malolientes que mas allá de ellos hay un mundo de grietas y congojas que estrujan las tristezas. Básicamente para poder mirarles a la cara y cantarles con todas las fuerzas que le quedan a unos huesos cansados: NO TE CREAS TAN IMPORTANTE. Y respirar, por unos minutos, la satisfacción de haber ganado al menos una batalla de la guerra. Una guerra fría, y con un oponente complicado.
Y bueno, así sigo, descubriendo nuevas estrategias de juego, perdiendo partidas, ganando otras, gastando t i e m p o / e n e r g i a en intentar detener la psicosis emocional.

A, se me olvidaba contarles que en lo que va de estos nueve días de este nuevo año, no he podido llorar a lágrima tendida, que la única vez que el agua se asomo por mis retinas fue estando en su pecho: una lloradita raquítica y lamentable. Poco honrosa. Sin la dedicación que se merece. Es que los fantasmas malolientes andaban ahí, corriendo por toda la casa, riendo al verme. No podía darles el lujo de regalarles una carcajada. Por eso, creo, me estoy guardando la congoja. 

Para cuando me quede sola, nuevamente, en mi delirio.