Te besé por última vez en la vereda, mientras caminabas hacia la parada. Me subí a la bicicleta y arranque, despavorida. Me calce los auriculares lo mas rápido que pude y me puse la música tan pero tan alta que me sea imposible escuchar los gritos del corazón, que desesperado, aclamaba que volviera a besarte, y que hiciera todo para detener el tiempo. Que mirara para atrás, y diera la vuelta hacia tus ojos. Pero yo seguí andando, lo mas rápido que pude. Con el corazón colgando, palpitante, enroscándose en la cadena de la bici por las ansias de abandonarme para volver a tus brazos. </3
Vómitos cibernétikos producto de la locura, el mal genio o la incontrolable melancolía.
una ráfaga de viento voló mi alma por los cielos altos
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miércoles, 11 de enero de 2023
Viaje al centro de la muerte.
Nos despedimos en la entrada de mi casa, entre el protón y la ruidosa principal que nos aventaba al mundo de afuera, al mundo terrible que funcionaba tranquilo sin un nosotros. Nos despedimos, y deseé que ese abrazo durara semanas. Que el tiempo se hiciera de agua. Que el reloj se detuviera, y esperara, que estemos listos para decir el último te amo. Por mas que lo intentamos el tiempo no se detuvo y el abrazo no duró mas que unos tres minutos. Las pieles deseaban salirse de las carnes y pegarse como imanes, pero el raciocinio pudo mas.
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