Voy buscando entre los recovecos de las plantas,
sé;
por algún lugar del patio dejé la calma.
Con las uñas abro entero mi pecho creando una ranura que me recorre desde el mentón hasta acabar centrándose entre mis crestas ilíacas. Una grieta inmensa, un a b i s m o hacia mi interior.
Decidí regar con semillas el agujero negro que llevo, se desprendieron de mis lágrimas unas cuantas notas musicales, buscando acomodarse entre los latidos de mi corazón y el pulsar de la sangre. De ahí las canciones que escribo.
Hace noches los sueños me sorprenden, creo la grieta les permite escapar de adentro y jugar por todo el cuarto y enredarse entre mis pelos y saltar sobre mi espalda y pegar con la gotita mis ojos. Así despierto, abofeteada por un montón de monstruitos de ensueños.
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