La inspiración se tomó año sabático por pelotudismo extremo y autodestrucción innecesaria. 

Vuelvo a estar en el mismo lugar. 

Me corre por la sangre unas inentendibles ganas de romperlo todo de cuándo en cuando, de romperme cual porcelana. En mil pedazos estrellarme entera contra el asfalto tierno. De cuándo en cuando se hacen nudos, enormes, con cuerdas de bomberos que cortan, estrangulan y destruyen las costillas con su vaivén. Dejando el corazón expuesto a los pedazos de cerámica que soy en el piso, cortándolo queriendo. Disfrutando del espectáculo.

 La casa se lleno de olor a sangre. 

Me caliento las manos sobre mi utero partido, los angelitos abandonaron el cielo que me cubre por las noches, dejando pase libre a los gargajos espesos de la tormenta. Me armo de valor y salgo a que me empape la desidia, el desdén. Llevo los ojos nublados, mas una certeza late pegada a mi corazón. 

Esto también va a pasar.

 

 Hemorragia de invierno.

El padecimiento se instaló en mis huesos de nuevo. Los demonios y fantasmas se instalaron en el vientre. Donde las lágrimas vomitan sobredosis de amargura yo me siento a mirar la resaca del remolino. 
Nunca estas cuando los tsunamis arrasan con el alma. 
Tus ojos hacen trampa,me seducen para dejarme hecha un trapo luego: cuando las paredes se quedan con mis uñas, cuando el suelo solo es sangre, cuando mis gritos mudos aturden a toda la manzana.

Nunca estas cuando se esconde el sol.

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