Nadar entre la incertidumbre, la calma y el kaos.
Suspiro mientras veo las llamas del fuego inundar toda la sala con su color a invierno, el sabor al cafe cada tarde se acerca un poquito mas al edén y sus caminos frondosos. Es que el frío invoca mis ritos mas sinceros, donde las llagas y las caricias conforman un solo cuerpo que se eleva en busca de un momento de pausa. Parecido a ese momento que prosigue al orgasmo, una pausa deliciosa entre une y el mundo, un momento donde las emociones se calman y todo son melodías de pianos silenciosamente tranquilos. Jugando a comer los frutos que dieron tantas tardes, tantas noches, envueltas en vorágine y desenfreno emocional. Puedo saberme tranquila de los pasos que he dado y tranquilizar las expectativas del futuro mientras exhalo los vestigios de un tabaco con sabor a melancolía, por que aunque los sentires sean un poco mas amenos, sigo siendo la misma alma en pena. Pero no es esta la película donde las penas toman el papel principal, esto es una película de soledad entre café estufa y una extrañamente deliciosa tranquilidad, de segundos, minutos, horas, donde la casa entera de llena de rayitos de sol, aunque afuera el ciclón amenace con llevárselo todo a su paso.
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