Por un momento fuimos felices, y tus cantos hacían crecer las flores del jardín, juntas, las canciones catárticas y los abrazos de despedida eran mas profundos, mas al pecho. Hubo una época que venias todos los días a mi casa, hubo una época donde vivimos muy cerquita y no nos veíamos, hubo una época, donde todo se fue al carajo: no habían canciones para cantar.

Hoy me encuentro pensándote, y deseo la brisa del caribe guarde tu ternura. 

Con mis caracteres fantasmales te envío el abrazo de despedida que nos debemos, en mi mundo intangible de vómitos y verborragias.

Espero la brisa cuide de ti.